LA LUNA DE PAITA Y EL SOL DE COLAN
La alusión
a la luna de Paita se difundió ya en el siglo XVI y conoce hoy en Perú,
Ecuador, Chile y Bolivia, e incluso también se escucha en México, aunque no
sepan muy bien dónde queda Paita, mientras que el segmento que la vuelve
bimembre es reciente y de uso más bien local, “un agregado regional” bromea
Carlos Arellano Agurto. La expresión “estar en la luna de Paita” significa
estar embobado, extasiado, distraído” y lo registran todos los diccionarios.
La frase
era ya usual en pleno siglo XIX. Incluso hay una zarzuela titulada “A la luna
de Paita” que se estrenó en el Teatro Municipal de Lima el 17 de septiembre de
1875, con música de Claudio Rebagliati y letra de Pedro Varela. Juan de Arona
es tajante: “Quedarse a la luna de Paita no es más que traducción o
localización de la célebre locución española quedarse a la luna de Valencia.”
Arona había observado que en miel sobre hojaldre, se había transformado en miel
sobre buñuelos, “por ser éste el nombre con que se conoce en Lima esa
golosina”. El padre Puig trató de encontrar un motivación propia: “Son tan
maravillosas las puestas de luna en el mar de Paita en las noches cálidas de
verano que, al verlas, se quedan embelesados” (124). En realidad la frase
piurana es más antigua y en su origen no hay tanto embelesamiento.
En realidad
ya Gonzalo Correas registra, en su Vocabulario de refranes y frases populares
(1627), la expresión “la luna de Paita”, por luna muy hermosa y clara: “tenida
por famosa, porque da en unos arenales que la hacen más clara”, dice el
maestrescuela de la catedral de Salamanca, reparando en que “es refrán de las
Indias”. Y no registra la valenciana.
La frase
española se ha pretendido explicar porque en la playa de Valencia se quedaban
varados los barcos que no lograban ingresar a tiempo al puerto, pero parece
derivar del lenguaje picaresco. Al menos en el Guzmán de Alfarache de Mateo
Alemán y en Quevedo se emplea el giro, registrado en Autoridades, “dejar a
alguien a la luna”, para expresar que se le deja sin dinero y sin conseguir lo
que pretendía y con riesgo de ser asaltado. Esa es precisamente la acepción que
tiene “a la luna de Paita” en Ecuador.
Su sol radiante, su plateada luna que deja encandilados a los que la aprecian cuando el cielo está despejado e invadido de estrellas, los exóticos lobos marinos que realizan un sin número de piruetas al ser captados por los lentes de las cámaras de los turistas y de todo aquel que desea ver un espectáculo pocas veces visto. Son algunos de los atractivos turísticos y emblemáticos de la bahía de Paita. Atractivos que han hecho de esta ciudad una de los mejores lugares para pasar un rato relajante y divertido.
Paita es
ahora acreedora de atractivos inigualables. Los cuales han echo que turistas de
todas las ciudades del país y del mundo visiten constantemente la tierra de
Grau, incrementando a un 60% el turismo nacional, 30% el turismo internacional
y a un 20% el turismo regional.
Martha Hildebrandt explica por qué decimos “estás en la luna de Paita”
Este modismo peruano equivale al peninsular estar en la luna de Valencia; es decir, ‘estar abstraído, distraído, fuera de la realidad’. Según el DRAE 2001, estar en la luna de Paita se usa también en el Ecuador –hecho explicable por la proximidad geográfica– y en Bolivia, lo cual resulta no tan claro por la lejanía de este país andino con respecto al puerto peruano sobre el Pacífico septentrional.
El uso del español general prescinde de términos geográficos y reduce la expresión a estar en la luna.
Se
refiere a que, en el puerto de Paita (Perù-Sudamèrica) se ve La Luna diferente
a cualquier lugar del mundo, en el sentido que da la impresión que este satélite
de la tierra estuviera más cercano que en otro lugar del planeta; y, El Sol de
Colàn (distrito del puerto de Paita) da la sensación que estuviera más cerca
del planeta , que en cualquier otro lugar y por lo tanto sus arenas son súper calientes
y agobiadoras, aun mas que en el desierto del Sahara. Ambas ciudades son muy
visitadas por sus playas.
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